martes, 25 de agosto de 2015

Hipólito anda en la patana del triunfo


Por Luis Aníbal Medrano S.

Los partidos en el gobierno se desgastan y más cuando su ejecutoria está plagada de un sinnúmero de desaciertos, barrabasadas administrativas y confabulaciones perversas para crear una nueva camada de millonarios al vapor, en detrimento de la clase del poder económico compuesta por familia que debieron esperar varias generaciones para exhibir fortuna y ser considerada como parte de los “tutumpotes”, dominicanos.

Ese desgate debe ser aprovechado por la oposición dominicana con la finalización de la formación de un gran bloque que sirva de muro de contención de las aguas hediondas que trae consigo el rio peledeista donde habitan toda clase de peces y animales destructores, habidos y por haber, y librar al pueblo dominicano de ser arropado por esas aguas pestilentes en las que se nos quiere ahogar.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sin temor a equivocarnos, ha resultado ser el fiasco más grande que registra la historia de la República Dominicana, lo decimos  porque a raíz de la salida de Joaquín Balaguer del Palacio Nacional y del paso por este de los gobiernos no bien defendidos de Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la organización morada amarilla se enquistó de tal manera y con una voracidad que ni las pirañas amazónicas le hacen competencia, absorbiendo todos los poderes y estamentos del Estado, perjudicando así la resucitada Democracia dominicana. 

Creemos que los que no se suban a la patana del triunfo del Partido Revolucionario Moderno (PRM),la historia lo condenará y pesará sobre sus hombros la pesada carga del desprecio generalizado de un pueblo que quiere y tiene que liberarse de las cadenas de una dictadura disimulada encabezada por un hombre que solo ha sabido comer tiburón en descomposición e incumplir con sus palabras, decepcionado una vez más a los votantes, convirtiendo el pedregoso camino que dejo su antecesor en un camino de tiniebla donde los fantasmas de la delincuencia, el alto costo de la vida, la inseguridad jurídica, la corrupción con autorización estatal y una serie de engendros más, prevalecen.

Luis Abinader, por suerte para los dominicanos, viene trabajando de manera metódicas, actuando con cautela, poniendo las piezas del ajedrez político donde manda la actual coyuntura nacional, es decir, haciendo lo que tiene que hacer y en los momentos preciso.

Agrada entonces saber que esa forma de buen gerente, de ser exitoso en su vida personal y profesional, junto a su forma sencilla y sincera fruto de una fe en Dios incuestionable, está dando sus fruto, el pueblo habla de Luis, el pueblo quiere a Luis, entonces hay que llevar a Luis al poder y cumplir con el mandato de cambio que ordena el pueblo.

A nuestro entender, como viene conformándose y estructurándose el destino político nacional, no puede ser distraído por ningún tipo de ruido de bocinita de quinta categoría que quieran lucrarse de un triunfo que no le pertenece, que quieran dirigir lo que no saben dirigir, lo que quieran comercializar con una candidatura que es del pueblo y no de nadie en particular, de los que se creen los únicos destinados a coordinar  sin tener la capacidad de gerentes porque fueron y seguirá siendo perdedores, ya que los buenos gerentes se prueban en las crisis, no en la abundancia.

Hoy más que nunca se requiere de esa unidad que se exhibe a lo largo y ancho de la geografía nacional y en el exterior el Partido Revolucionario Moderno y sus aliados y para tales fines me sumo a la invocación expresada por el ex presidente Hipólito Mejía cuando llama al ínfimo residuo de sus seguidores que se resiste a integrarse a inmediatamente  a inmiscuirse en las labores propias del partido a favor de la candidatura de Luis Abinader y es que él sabe que sin 16 no hay 20, que sin 16 no hay más chance para la oposición dominicana y se dará paso finalmente a la dictadura del clan morado, matando con una estocada mortal la Democracia dominicana.

Hipólito se subió en la patana del triunfo del PRM, y todas las fuerzas aliadas y por aliarse, no hay pero que valga, todos y todas debemos trabajar por el triunfo porque de no ser así, el pueblo no nos perdonará y los que se creen genios y toletes, tendrán que esperar al 2060, y cuidado. 



Luis Aníbal Medrano S. es periodista, locutor, municipalista y político, residente en New York.


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